Brujas y castraciones en las performances de Terrormolins 2024

15/01/2024

 

Berta Bahr como la “Bruja Sacerdotisa” © Joan Gosa 2023

Celebrar un 50º aniversario no es poca cosa, y el pasado noviembre de 2023 el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei cumplía tan señalada edad. Como responsable de las performances de la Maratón de la última noche (que este año pasó de las 12 horas habituales a 16, como homenaje a las maratones que hacían en sus inicios, en los años 70) quería estar a la altura de la efeméride haciendo un espectáculo que fuera especialmente memorable. Esto implicaba un plus de ambición: aumentar el número habitual de actores (hasta 4), complementar los números en directo con una parte de vídeo, y la colaboración de Dopamina, de Rebis FX, que conjuntamente con la colaboración habitual de la escuela Thuya elevarían la caracterización y los efectos prácticas a un nuevo nivel.

El leitmotiv de la edición eran las brujas, y  nos iba fantástico para crear un crescendo en una historia de caza de brujas: durante los 15 minutos en los que el público entraba en la sala, la pantalla mostraba un vídeo con un plano fijo de una joven pidiendo ayuda. Ubicado en 1973, año del nacimiento de Terrormolins, la joven ha sido apalizada y atada a una pira para ser quemada por un cura, un picoleto y un joven pervertido con una Super8. Debido a la pasividad del público que, naturalmente, no la rescata, la joven maldice a los asistentes y promete regresar 50 años después para vengarse de todos… y así empezó la velada:

En paralelo, otras dos brujas se presentaban al público durante la cola en el exterior: una sacerdotisa de ropajes rojos al más puro estilo Melisandre y una gitana que vendía hierbas y echaba un mal de ojo a todo aquél que no quisiera comprársela: ya teníamos a nuestro trío de brujas presentadas, que más adelante se enfrentarían al inquisidor del vídeo.

Eva Díez como La Bruja Gitana
© Joan Gosa 2023
El maquillaje de Elizabeth Escobedo
© Joan Gosa 2023

Hubo una primera performance en la que, como tantas veces hemos hecho y disfrutado los últimos años, troleamos al público haciéndole creer que un espectador se encontraba mal y se hacía sus necesidades encima. Su pareja lo achacaba al mal de ojo que la gitana, que también estaba por ahí, les había echado antes de entrar. Fueron más de tres y de cuatro los buenos samaritanos que intentaron ayudar a neustro infiltrado, mientras una buena mujer gritaba que llamaran a una ambulancia y elevaba nuestra performance justo al lugar donde queríamos que llegara.

En la segunda performance, la cosa se ponía más oscura: el Inquisidor entraba en la sala con las tres brujas atadas en sendas sogas (con la bruja del vídeo completamente quemada, como podéis ver abajo) y, previa caza de una nueva “bruja” del público, se ponía a entonar en alto unos versículos de la Biblia para condenarlas. Sin embargo, ellas se liberaban con el apoyo del público y perseguían a su torturador por toda la platea… especialmente, por en medio de las butacas y la gente del público.

Elizabeth Escobedo como la Bruja Quemada y Xavier Nicaise como El Inquisidor © Joan Gosa 2023

Pero aún quedaba la apoteosis final, el número en el que Dopamina y sus ayudantes se lucieron de verdad: la castración en directo del Inquisidor mediante la prótesis de unos genitales masculinos que sacaban sangre al ser cortados por un gran cuchillo de carnicero, y que sacó del público un fervor tal que no debía alejarse mucho del que se producía en los linchamientos públicos hace tiempo. Una venganza en nombre de todas las mujeres que fueron juzgadas y condenadas como brujas simplemente para desafiar el modelo patriarcal de los tiempos pasados. E incluso más allá del aspecto feminista: el Inquisidor es la personificación de todos los tipos de represión existentes, y castrándolo conseguimos la liberación y la justicia contra todas aquellas injusticias que hemos visto y sufrido de censura en la vida real y en el cine. Una censura especialmente extendida en el cine de terror (tan denostado por ciertos sectores por considerar sus imágenes «de mal gusto» y por su «violencia gratuita»), y demasiado implantada en esta actualidad que finge ser tan políticamente correcta y que juzga y condena con tanta facilidad.

Además, qué demonios: a nosotros el mal gusto nos encanta y sabíamos que cortar unos coj*nes en directo haría enloquecer al público de Molins. Y precisamente esto es el alfa y omega de lo que buscamos siempre con las performances. Sin duda, uno de los años más memorables que hemos vivido. Ahora, ¡a superarlo en la próxima edición!

El equipo de las performances 2023 al completo © Joan Gosa 2023

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