NO APTO PARA MENORES: ¡listo para estrenar!

22/08/2019

 

Llegó el momento. Ese momento tan ansiado, sufrido y luchado por todo director, en el que tras meses de postproducción… se acabó: tu producción está terminada. Ya no queda nada más que hacer que enseñárselo al público y desear que lo disfruten.

Fotografía: Lola Brahim ©

Si algo me atrajo desde el principio de No apto para menores fue que, aun manteniendo un tono muy acorde al que acostumbro a utilizar (la sátira, el humor negro, el juego con los arquetipos de género, la ironía dramática…), a nivel formal se aleja mucho de lo que había hecho hasta ahora. Ideas siempre hay muchas, pero no todas llegan a materializarse (un día haré un post sobre ello). Una de las razones por las que muchas siguen en el tintero (o disco duro) es que llevaba tiempo intentando alejarme de lo que considero (y los que están cerca de mí consideran) que son mis puntos fuertes: la escritura de diálogos y la dirección de actores (puntos fuertes, por ejemplo, de Trabucos y pistolas o de La entrega). No apto para menores fue justo lo que estaba buscando: toda la narración se articula a través del lenguaje de cámara, del montaje, del diseño de sonido, del contraste y la divergencia entre lo que se ve y lo que se escucha… Al estar todo narrado por una voz en off, es casi como si fuera cine mudo. Y al estar protagonizado por niños de cinco años a los que no puedes dirigir como a un actor normal, la dirección de actores también quedaba apartada de su proceso habitual. Esto es lo que me atraía del proyecto: sacarme de mi zona de confort y hacer algo distinto que, sin embargo, los que conocen mi estilo reconocieran como un proyecto “muy mío”.

Por supuesto, un cortometraje así se apoya en la postproducción aún más que un proyecto “normal”. El 90% del sonido venía por postproducción a causa de la importancia de la voz en off y la música, y el montaje era el verdadero motor a nivel de ritmo y narrativa, al estar desprovisto de unos diálogos o unas acciones que marcaran un ritmo interno. En su día ya os conté todo el proceso de rodaje, así que creo que es de justicia dedicar un post al proceso de postproducción para un proyecto como éste.

Igual que en rodaje, para No apto para menores mezclaba colaboradores habituales con otros nuevos. En el primer caso tenemos a Gabriel Cohen y a Oriol Rafel. Hace tiempo que Gabriel es mi director de sonido habitual: no os miento si os digo que es una de las personas con quien me es más fácil trabajar a causa de su tranquilidad, profesionalidad y creatividad no exenta de humor. En serio, me cuesta imaginar a alguien teniendo cualquier tipo de problema o discusión con Gaby. La cuestión es que no pudo estar en el rodaje por sus compromisos laborales con Playground, pero siendo un corto donde el sonido se construye casi en su totalidad en postproducción, me alegró poder contar con él en la mesa de ProTools. Como ya es habitual, hay varios gags sonoros que se los debo enteramente a él.

Por otro lado, Oriol Rafel es uno de mis actores fetiche. Fue uno de mis Santa Claus alcohólicos y déspotas en El pacto y el regalo y he trabajado con él en varios trabajos y escenas, pero en esta ocasión no se le iba a ver en pantalla. Oriol es el protagonista sonoro de No apto para menores, y su voz eleva el resultado hasta cotas estratosféricas. Incluso leyendo el cómic original de Giovanni di Gregorio y Jordi Pastor no podía imaginarme otro narrador que no fuera él. No en vano se gana la vida especialmente como locutor y doblador. Le puse como referencia de estilo las voces en off de los protagonistas de Sin City, y no hizo falta más. Oriol la clava a la primera como solo la experiencia y el talento pueden hacer, y yo me alegré de poder darle un papel protagonista en mi nuevo corto (y por supuesto que saco pecho de ello).

Las otras tres partes del proceso de postproducción eran caras nuevas para mí, pero son contactos que me alegro de haber añadido a mi agenda y con los que ya espero repetir en el futuro. Fran Bafaluy ha sido el montador y jefe de postproducción, y con lo que os he contado antes sobre la importancia del montaje en este corto ya debéis imaginaros el papel vital que ha tenido. Trabajar con Fran ha sido todo un hallazgo, y creo que puedo equipararlo a Gaby en cuanto a la calma que transmite en todo momento. Cuando un proceso es tan largo como el de la producción de un cortometraje, se agradece encontrar en tu camino a estas personas que son como un bálsamo.

Del etalonaje se encargaron Helena y Xavier González: su selección por parte de la AEC (Asociación Española de Cinematógrafos) para representar a España en los premios IMAGO European Federation of Cinematographers por el cortometraje “Lacrimosa” (del que Helena fue directora de fotografía y Xavier colorista) es suficiente para conocer al tándem ganador en el que depositaba el apartado visual de la postproducción.

Y por último, faltaba la música. El no poder contar con Adri Mena (por falta de tiempo respecto a los deadlines), el compositor con el que trabajo desde mis días en la escuela de cine, fue un duro golpe. La música, presente durante casi todo el metraje, era el otro gran pilar sonoro junto a la voz de Oriol. No solo eso, si no que no buscaba la “típica banda sonora” de una película: buscaba una melodía de jazz que hiciera pensar en bares oscuros llenos de humo, mujeres fatales y melancolía entre disparo y disparo, en la línea del Bernard Herrmann de Taxi Driver. Por lo tanto, no buscaba solo a un compositor de bandas sonoras, sino a alguien que también dominara el jazz como estilo. Puede ser relativamente fácil encontrar uno u otro, pero no lo es tanto encontrar un perfil que domine de ambos. Me puse a preguntar entre varios contactos, y acabó siendo Gloria Maurel (batería de Scarlets and the Femme Soul Band, para quienes realicé su primer videoclip, y habitual en las jam sessions de Jamboree, por lo que de jazz sabe un rato) quien me pasó el contacto de Mateu Peramiquel. Conocer a Mateu fue una suerte brutal, y en muchos aspectos me recordó a Adri, lo que no es sino un piropo para ambos (un día tengo que presentarlos…).

Escuchando el resultado durante la jornada de grabación en Litel Studio

No apto para menores ha sido mi primer proyecto con banda sonora gravada 100% en estudio y en directo. No puedo si no dar gracias por la experiencia. Sin duda, la jornada en Litel Studio, el estudio de Solsona donde el cuarteto de jazz comandado por Mateu y producido por Sergi Torricelli hizo la grabación, fue uno de los recuerdos más dulces que me llevo de todo el proceso de No apto para menores. Supongo que no hace falta ni hablar del resultado, pero que no sea dicho que no les piropeo lo suficiente: la partitura de Mateu, entrelazada a la voz de Oriol, es una de las cosas más bonitas que he tenido el lujo de tener en un corto mío. ¡Si incluso me la pongo a veces para escucharla, como si fuera un Miles Davis o un Chet Baker! Lo que me está costando no enseñar nada públicamente no os lo podéis ni imaginar…

En definitiva, me alegra haber parido un corto con tanto peso en la postproducción. No solo es algo distinto a lo que había hecho antes y a lo que es habitual, sino que te hace vivir la experiencia mucho más intensamente durante esa parte del proceso. El guion y la dirección de actores seguirán siendo lo que más disfruto como creador, pero el montaje, la voz en off, el blanco y negro contrastado del look noir, la música… Todo esto ES cine. Y por ello, me alegra tener ese sentimiento de que No apto para menores es mi proyecto más cinematográfico… Y ahora que empieza su recorrido, estoy deseando que lo veáis.

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