21/02/2019
¿Qué es eso de “los cortos olvidados”? Si os habéis fijado en mi Bio, pone que he escrito “más de una decena de cortometrajes, de los cuales he dirigido la mayoría”, pero si es así: ¿por qué solo aparecen cuatro cortos en mi página de director? ¿Y por qué solo seis en la de guionista? ¿Por qué hay imágenes en mi Reel que luego no se encuentran en ningún corto o vídeo de los que tengo en la página?
La respuesta es simple: cuando creé esta web, decidí dejar fuera todo lo que fuese anterior a mi proyecto final de escuela. Los cortos que me habían hecho aprender y crecer más no se veían lo suficientemente profesionales y no eran lo suficientemente redondos para ponerlos en una página que, quieras o no, es ante todo una carta de presentación para obtener trabajo. Todos tienen carencias (¿qué proyecto no las tiene?)… pero todas tienen algo de lo que también estoy orgulloso. Así que estos posts sobre los “Cortos Olvidados” serán mi forma de rendirles homenaje y comentar lo mejor que salió en ellos y lo peor (y que, por tanto, me ayudaron a mejorar en lo que vino después). Seguirán cerrados al público pero, si alguien tiene curiosidad por verlos, estaré encantado de enviarle el link privado con la debida contraseña para que lo vea.
De acuerdo, Agua Embriagadora no es exactamente un “corto olvidado”, o al menos no del todo: lo podéis encontrar en las sección Videos. ¿Por qué ahí y no en la sección Cine? Fácil: porque, pese a estar claro que no tiene la calidad cinematográfica necesaria para estar en “Cine”, es un cortometraje del que estoy orgulloso en varios aspectos, especialmente debido a lo más importante y a la razón de que esté ahí: es mi primer cortometraje.
Realizado en mayo de 2013 al terminar el primer curso de dirección en la ECIB… O, más bien, el curso de guion. Es una larga historia, pero resumiendo: yo iba solo (y lo de “solo” es un decir) para guionista, pero me lié a dirigir esto y… No es exagerado decir que Agua embriagadora es la razón por la que decidí estudiar también dirección. No solo no es exagerado, sino que es la pura verdad. En el primer curso de ECIB se hacía un Pitching en el que todos los alumnos presentábamos un proyecto, y un jurado de profesores elegía cuatro para que se rodaran con una Canon 5D en el plató de la escuela. “Agua embriagadora” fue uno de los elegidos y todo lo que vino a partir de entonces fue una experiencia tan bonita y tan divertida, y me sentí tan a gusto en todo momento a lo largo del proceso, que entendí que me iba a costar mucho dejar a mis “bebés” (ea, mis guiones originales) en manos de otros. Ese día entendí que si alguien debía joder un guion mío, ese debía ser yo mismo… Porque si no lo jodía, lo que me esperaba era algo realmente bueno.
Dicho esto, vamos al meollo: hay guiones que salen como un parto (por lo mucho que tienes que lucharlos y sudarlos y trabajarlos) y hay otros que salen como un pedo (porque se te ocurren rápidamente y los escribes de una tacada). Agua embriagadora, como Trabucos y Pistolas o El Judici Final, fue de este segundo grupo. La idea vino cuando una amiga me contó que le había regalado a su pareja “una caja de los cinco sentidos”: una caja con cinco regalitos, cada uno de ellos relacionado con uno de los cinco sentidos. El regalo del olfato era una colonia. Y ahí vino mi neurosis particular: ¿y si a mí, que no uso colonia, alguien próximo me regalara una? ¿Acaso sería una indirecta? ¿Me estaría queriendo decir algo?
Llevar esa neurosis al extremo se convirtió en la premisa del corto: un chico que debido a que su novia le ha regalado una colonia, acude al psicólogo porque cree que huele mal y su novia no se atreve a decírselo directamente. El doctor, sin embargo y como buen cliché de su gremio, no contesta a esa sencilla pregunta (“doctor, ¿huelo mal?”) de forma clara, sino que solo va dándole más y más vueltas al tema con la consecuencia de que nuestro protagonista cada vez está más paranoico.
Por supuesto, encontrar a dos buenos actores era la clave para una comedia que se basaba sobretodo en el diálogo, y fue uno de los retos principales: hasta entonces había dirigido alguna cosa, prácticas y mini-cortos como ejercicios de escuela en los que había usado a amigos como actores, pero esta fue la primera vez que hice un cásting y que opté por elegir a dos actores desconocidos. Ellos fueron Sergi Príncep y Xavier Nicaise, y con ellos empiezo a destacar los puntos a favor de este corto.
Así pues, como ya hice con el anterior post de “Cortos Olvidados”, voy a desgranar lo mejor y lo peor de este cortometraje:
LO MEJOR:
-Como decíamos, el cásting. El que me conozca o se haya mirado un poquito mi web, sabe que poco más tengo que decir sobre mi relación con Xavier Nicaise: entre cortometrajes, ejercicios de los tiempos de la escuela o teatro le he dirigido una decena de veces, y no tengo intención de parar. Sin embargo, como ya he mencionado, fue con Agua Embriagadora que nos conocimos, y este es el mayor punto a favor que puedo darle a este corto: me regaló a un actor fetiche y a un amigo inigualable, dos cosas que no tienen precio. Fue mi primer corto como director y su primer corto como actor, y 6 años después hemos recorrido un largo camino juntos, pero nos apasiona el que nos queda por delante.
Tampoco puedo dejar de mencionar a Sergi Príncep, alguien que no por no haber vuelto a trabajar juntos significa que no sigamos manteniendo una gran amistad y respeto profesional. De hecho, no hemos podido repetir por infortunios del destino, puesto que en su momento debía actuar en Cosmic Girl e incluso llegó a hacer algunos ensayos, pero la mala suerte hizo que al final no pudiera por fechas… Pero puedo aseguraros que ya tenemos algo nuevo entre manos, y que si todo va bien pronto volveréis a vernos en un proyecto juntos.
-La construcción del plató. Uno de los requisitos para hacer este corto era que ocurriera en un set que pudiera construirse de cero en el plató de ECIB, y así lo hicimos con la consulta del psicólogo que interpreta Xavi. Fueron 3 días de construir panots, enmasillar, pintar y decorar a cargo de Julia Cabeza, en el que (también) era su primer corto como directora de arte y con la que repetiría años después en Trabucos y pistolas. Por supuesto, sigue dedicándose a ello: otro indicativo de que algo debió de salir muy bien en este corto para crearnos una vocación tan fuerte a todos sus miembros.
-El guion. Pese a fallos de ritmo que comentaré más adelante, el guion de Agua Embriagadora es una de estas piezas sencillas pero divertidas que le hacen a estar a uno orgulloso, sobre todo teniendo en cuenta que era de lo primero que escribía. A veces me hago autocrítica porque me doy cuenta de que con los años siempre he intentado ir a más, hacerlo todo más grande y pomposo y grandilocuente y vistoso, y es algo que no hace falta… y este corto es la prueba. Una historia sencilla, clara, pequeñita y graciosa: no hace falta más que eso. Por supuesto, algún profe de dirección me criticó que los personajes estuvieran casi todo el rato estáticos y que todo se basara más en el diálogo que en la acción (“el cine es acción”, “es muy teatral”,… ese tipo de cosas), pero con los años he aprendido a valorar dos cosas: la primera, que hay gente que se flipa filmando acción pero luego no tiene ni idea de rodar diálogos y de dirigir actores, por lo que creo que estando en primero era una buena forma de empezar: centrarse en los personajes e ir más allá del plano-contraplano en el momento de filmarlos. Es más, si fuera profesor posiblemente haría más de una práctica para que los alumnos aprendieran eso. La segunda cosa que he aprendido es que cada director tiene aspectos donde destaca y aspectos donde flaquea más, y creo que una de mis virtudes siempre ha estado en los diálogos. Ergo, ¿por qué no jugarlo a mi favor? En general, Agua embriagadora es un corto que siempre ha gustado a quien lo ha visto, y está claro que no es precisamente por el virtuosismo con la cámara, sino por su guion y sus personajes.
De hecho, reconozco que Agua embriagadora es el típico guion que si escribiera ahora lo haría para microteatro. Más de una vez hemos hablado con Xavi y Sergi de adaptarlo… O sea que a ver si lo hacemos de una vez. También hablamos en su momento de recuperar los personajes para una secuela… Pero esto ya es otra historia.
LO PEOR:
-Simple y únicamente: la inexperiencia. E inexperiencia lo traduzco (básicamente y más allá de algún plano de composición un poco cuestionable y algún efecto de sonido un poco chungo) como falta de ritmo. Si existe un elemento clave en la comedia, este es el ritmo. Ojo: hay comedias de ritmo lento que son maravillosas (ahí está What we do in the shadows, por ejemplo); no me estoy refiriendo necesariamente a que la comedia requiera un ritmo rápido (que es lo que muchos piensan directamente). Simplemente, cada comedia requiere su ritmo y creo que el mayor reto de un director de comedia, y de un estudiante de cine que quiere aprender a hacer comedia, es conseguirlo. Ritmo implica varias cosas: ritmo interno (es decir, el ritmo que llevan los actores en sus actuaciones dentro de un plano), ritmo de montaje (los cortes dan dinamismo) y ritmo de dirección (cómo lo ruedas; es decir, cómo usas la cámara). Agua embriagadora, aun sin estar mal ni mucho menos, podría mejorar bastante en las tres cosas: casi todo son planos rígidos en trípode (una planificación que ahora cambiaría), y tanto a la dirección de actores como al montaje (este en base al nuevo rodaje, claro) les subiría una o dos marchas, sobre todo en los momentos en que el personaje de Sergi está más desquiciado.
Sin embargo, como veis fue una experiencia lo suficientemente buena para lanzarme del todo a una vocación que seis años después intacta, por lo que es inevitable guardarle un gran cariño y agradecimiento a todo recuerdo relacionado con Agua Embriagadora. ¡Y solo por eso, estoy encantado de que lo veáis!