28/11/2022
Llevaba este blog demasiados meses parado, y hay un par de actualizaciones que tenía que darle antes de que llegue el fin de año, así que aquí va la primera.
Nunca había estado distribuyendo dos cortometrajes a la vez, y la verdad es que tiene su gracia tratándose de dos propuestas tan diferentes como Perdona, estava dormint y Eternal: no ha habido festival donde haya presentado los dos porque el circuito que pide cada uno es absolutamente diferente.
Perdona, estava dormint ha estado presente en unos cuantos festivales internacionales, pero si hay dos experiencias que me gustaría remarcar son precisamente de dos festivales nacionales: en agosto nos llevamos una de las dos Menciones de Honor del Festival de Cine de la Cerdanya, calificador de los Premios Goya desde hace un par de años pero que para mí tiene un gran valor histórico: es el único festival del que puedo decir que han participado tres de mis trabajos: Trabucos y pistolas, No apto para menores y ahora este. Además, este año ha sido la primera vez que he podido asistir en persona, tras no poder hacerlo en 2017 por trabajo con Trabucos y no poder en 2020 con No apto por culpa de cierta pandemia que nos impedía movernos por los sitios y hacer festivales presenciales. Sentir que el festival crece paralelamente a mi carrera y que siguen apostando por mi trabajo y por mí es un auténtico orgullo, y llevarse por fin algo a casa es un placer que da sentido a aquello de “a la tercera va la vencida”.
La segunda gran experiencia nacional con Perdona, estava dormint fue hace poco más de un mes en el Festival Internacional de Cine de Gáldar, en Gran Canaria. Gemma Brió se llevó el Premio a la Mejor Actriz y yo no podría ser más feliz por ello: se merece todo lo que pueda ganar, y nunca he ocultado que mi experiencia dirigiéndoles a ella y a Guim Puig, su compañero de escena, es una de las mejores que he tenido nunca dirigiendo a actores.
En Gáldar también tuve la ocasión de dar una masterclass de dos horas sobre mi experiencia en el mundo del cortometraje ante una platea llena de estudiantes de dos universidades de Gran Canaria. Las masterclass fue mucho más una conversación que un monólogo, justamente lo que pretendía, y fue otra gran vivencia: me llevo los cinco días que pasé en Gran Canaria como una de las mejores experiencias vividas este 2022.
El camino de Eternal ha transcurrido, obviamente, por festivales de terror y fantástico. Hemos pasado por algunos de mis más queridos festivales nacionales, como el Fancine de Lemos (donde fui en persona a presentar el corto de empalmada tras recorrer el Camino de Santiago: ¡había que aprovechar Galicia a tope! ), el Fangofest de Amposta o el Sant Cugat Fantàstic… pero la guindilla de oro fue hace un par de semanas en el Festival de Cine de Terror de Molins de Rei, un festival que es mi segunda casa pero en el que nunca había tenido ocasión de presentar mi trabajo (porque nunca había hecho terror, pequeño detalle de cierta importancia…). Aunque ya lo dicen… “¿Querías caldo? Pues toma dos tazas”: en Molins no solo presenté Eternal, si no que mi proyecto de largometraje Delirium Vitae fue uno de los ocho seleccionados para participar en el Pitching de las Jornadas Profesionales que organiza el festival.
Pero esto ya es historia para otro post…
