25/10/2020
2020 pasará a la historia por muchas cosas. La mayoría de ellas, malas. Permitidme el chiste frívolo y egocéntrico cuando digo que entre esas cosas malas se encuentra el haber tenido la web absolutamente abandonada: ni por motivos personales al principio, ni por profesionales después, he pensado siquiera en ella. Hoy mismo me he dado cuenta de algo imperdonable: ¡mi reel de director de la página de inicio está exageradamente anticuado! Sin ir más lejos, no incluye ni una sola imagen de No apto para menores, entre otras cosas. En los dos meses escasos que quedan de año me comprometo a actualizar no solo eso, si no a hacer como mínimo un par de posts más en este blog (cosas para contar, tengo: ya veréis).
Pero centrémonos hoy en No apto para menores, porque estamos de aniversario: hoy, 25 de octubre, se cumple un año desde que estaba micrófono en mano en los Cinesa Proyecciones de Madrid, presentando el cortometraje en el Nocturna, su estreno festivalero (festival que, por cierto, no se celebra este 2020: otra víctima del coronavirus que esperemos que pueda volver en 2021 con el doble de fuerza). Podríamos enfatizar que el hecho de que hoy haga un año de dicho estreno hace aún más flagrante lo que he comentado sobre mi reel, pero centrémonos en datos más positivos e importantes.
Y es que, desde entonces, ya fregamos las 60 selecciones en festivales de todo el mundo, y vale la pena pararse a destacar unos cuantos importantes que, la verdad sea dicha, me han alegrado el verano y el inicio de otoño. Hemos estado en el Edmonton International Film Festival, festival calificador ni más ni menos que de los Premios Oscar y que nos califica automáticamente para presentarnos a los Goya. Si hablamos de Goyas, también hemos pasado por festivales calificadores como el Festival de Cine Independiente de Elche o el Festival de Comedia de Tarazona y el Moncayo, de donde además nos fuimos con el Premio del Blog de Cine Español. También hemos pasado por el festival internacional de Oldenburg (conocido como el “Sundance europeo”) y hemos pasado por algunos de los festivales de género más importantes de España, como el Sombra de Murcia (gracias al cual ya puedo decir que he tenido una película mía en Filmin, donde estuvo disponible durante los días del festival, obligado a tener parte de la programación online por culpa del c–… ¿a que no lo adivináis?) y en el que nos dijeron cosas tan bonitas como las de este blog. O el Sant Cugat Fantàstic, de donde encima nos llevamos la Mención de Honor del Jurado y al que ¡por fin! pude acudir en persona: qué alegría fue poder volver a ver y escuchar tu trabajo en una sala grande, en DCP, con imagen y sonido perfectos… Dirán lo que quieran, pero la experiencia del cine no se vive en ninguna parte como en una sala. Por último, hay que destacar también nuestra presencia en un festival muy curioso que forma parte del circuito Méliès: el Grossmann Fantastic Film and Wine Festival de Eslovenia . Un amigo periodista que estaba cubriendo el festival allí (y cuyo nombre no revelaré por si le pegan los eslovenos) me contó que el director del festival le había dicho que No apto para menores era su corto favorito de toda la programación… Pero ay, el director no es el jurado, y el premio se lo llevó un corto esloveno. Que no suene a crítica o a queja (aunque, qué demonios, habría estado muy bien optar al Méliès d’Argent): me encantó escuchar eso, y siempre es un placer saber que tu trabajo ha entusiasmado a alguien a tantos kilómetros de tu casa.
Y hablando de kilómetros, la verdad es que habría sido genial poder viajar a Eslovenia, o a Oldenburg: el trato con el festival fue estupendo desde el principio y llegué a mirarme vuelos antes de descubrir cuál era la política en Alemania respecto a los turistas españoles por esas fechas. No digamos ya si hubiera podido permitirme viajar a Canadá, para un festival tan importante como el de Edmonton. O poder ir al Sombra, un festival que tenía en su programación más de un corto que también estuvo en el Nocturna, por lo que habría sido estupendo reencontrarme con gente que conocí en Madrid y a los que ya puedo llamar amigos.
Pero 2020 es 2020, y en muchos casos la presentación se solucionó con un vídeo hecho desde casa. Esperemos que en los festivales que se celebran en los próximos meses (al menos en los que se celebran en ciudades cercanas como el de Girona o el de L’Hospitalet) podamos estar allí de nuevo, en persona, para disfrutar de la pantalla grande. Y, puestos a pedir, que la recta final del corto en festivales pueda estar a la altura de la carrera que está teniendo. Y es que lo primero es lo primero, y pese al tono quejica de las últimas líneas, las alegrías que me ha dado No apto para menores en su primer año de vida han sido multitud. Esperemos que aún le queden balas en el cargador y podamos decir aquello de que no todo fue tan malo en 2020.