27/12/2017
Desde hace unos cuantos años, la última semana del año pongo en mi muro de Facebook mi top 10 personal de películas vistas en un cine a lo largo del año que termina; mi top 5 de bodrios; y mi top 5 de series de televisión . Este año, aprovechando que he abierto la web, voy a usar este blog para hacer los tres listados, aunque de paso dedicaré unas palabras a cada obra. Y como si hiciera todos los listados juntos en un solo post me quedaría muy largo, he decidido dividirlo entre este post (con mis 10 pelis favoritas) y otro con los dos top 5.
Antes de entrar en materia, aprovecho para dar el dato de que este año han sido 37 las películas (de estreno) vistas en un cine (me parecen poquitas, comparado con otros años), y que, si bien el orden de preferencia puede que no sea estrictamente el que hay a continuación, sí que más o menos sigue el de preferencia. De hecho, las dos últimas entran en la lista tras mucho considerar si, en vez de alguna de ellas, tendrían que entrar Coco (L. Unkrich) o Tierra Firme (C. Marquès-Marcet). Por último, y como curiosidad, creo que es el primer año en que el cine comercial gana al independiente desde que que empecé a hacer estas listas, aunque siempre había estado bastante equilibrado. ¿Vergüenza? Nah, me alegro de reencontrarme con mi fan interior, y que vuelva a haber blockbusters de calidad debería ser motivo de celebración para todos, ¿no?
Y sin más dilación, el Top 10 de mejores películas (según un servidor) de este 2017 es….:
SPLIT (M. Night Shyamalan): Y Shyamalan volvió a lo grande. Conocido sobre todo por sus giros argumentales y sus sorpresas, Shyamalan siempre me había parecido (desde El sexto sentido hasta, en este caso sí, El Incidente) un gran creador de atmósferas. En Split nos regala de todo: un guion solidísimo, unos personajes complejos y perfectamente interpretados por James McAvoy y Anya Taylor-Joy (entre esto y La Bruja, me declaro totalmente fan de esta chica), una dirección impecable llena de violentos planos frontales y una sorpresa/regalo final para los más fans de su universo. Por supuesto, aguardo la próxima Glass con entusiasmo y mordiéndome las uñas.
STAR WARS ep. VIII: THE LAST JEDI (R. Johnson): La película que más ha dividido a los fans de la saga me tiene a mí en el bando de los entusiasmados, hasta el punto de que la coloco en mi Top 3 galáctico personal. El episodio 8 nos regala al mejor Luke Skywalker de la historia, nos enseña que los nuevos personajes pueden valerse perfectamente por sí mismos y nos despide de Carrie Fisher justo cuando empezaba a brillar con luz propia en su dominio de la Fuerza. También consigue tener sus momentos de nostalgia (algo de lo que el episodio 7 abusaba demasiado, siendo todo él un ejercicio nostálgico, eso sí, muy disfrutable), pero lanzando un claro mensaje de que ahora toca mirar hacia adelante: un recadito envenenado para esos haters que, se haga lo que se haga, se quejarán y dirán que la trilogía original es lo único que vale la pena.
LA LA LAND (D. Chazelle): Sí, yo soy de los que hubiera preferido que se llevara el Oscar a Mejor Película por delante de Moonlight. Aunque considero que la anterior película de Damien Chazelle (Whiplash) sigue siendo mejor (simplemente porque me parece una de las mejores películas de la década), La La Land nos emociona, nos enamora, nos encandila y se convierte en un clásico instantáneo como ya pocas películas contemporáneas consiguen ser. Y eso que el mensae que transmite es (como el de Whisplash), cuanto menos, durillo de digerir…
ESTIU 1993 (C. Simón): la pequeña gran delicia de la lista, totalmente merecedora del mimo con que fue recibida tanto por crítica como por público: cómo envidio estas películas que te dan tanto con tan poco. Y lo de “poco”, por supuesto, es un decir. Sinceramente, me hubiera encantado la nominación al Oscar (y el premio ya no te digo).
IT (A. Muschietti): La fui a ver apenas una semana después de terminarme el libro, que me tuvo enganchadísimo todo el mes de agosto, por lo que el riesgo era alto: aún no olvido la decepción que me supuso El Resplandor la primera vez que la vi, también justo después de haber leído el libro (para los que os estáis llevando las manos a la cabeza, años después me reconcilié con la película de Kubrick, cosa que Stephen King aún no ha conseguido). IT obvia varios pasajes del libro (un libro de más de 1.500 páginas: normal, ¿no?) pero respeta lo más importante: el tema de fondo; el tono no solo de terror sino también de humor y aventuras; y obviamente a sus protagonistas, que son uno de los mayores aciertos de cásting que he visto en los últimos años. Ah, y que sea suficientemente sabio como para saber que el payaso asesino, por escalofriante que sea, es lo de menos.
LOGAN (J. Mangold): Vaya por adelantado que no soy especialmente fan de las películas de superhéroes, aunque sé que pierdo credibilidad porque un poco más abajo también están los Guardianes de la Galaxia. Sea como sea, yo tenía 10 añitos cuando salió la primera X-Men, y podríamos decir que he crecido con estos personajes, especialmente cuando están interpretados por los actores de la trilogía original (de hecho, como encantarme, de toda la saga mutante solo me encantan las dos primeras de dicha trilogía). Especialmente Lobezno/Logan fue mi favorito desde el principio (aunque nunca he visto sus otras dos películas en solitario y, por lo que sé, ni falta que hace), así que despedirse del personaje tras 17 años sintiendo simpatía por él era una especie de obligación moral. Por suerte, Logan se deja de los fuegos artificiales, la adrenalina vacía y el CGi cantón de las últimas películas de la saga y se convierte en un western crepuscular sucio y polvoriento, con una calificación R que deja claro que ésta no es una película para los niños de ahora, sino para los niños que crecimos con el personaje y ahora nos hemos vuelto tan nihilistas, alcohólicos y desgraciados como él. O, bueno, algo así; ya nos entendemos. Que en ésta lo de los superpoderes es lo de menos: y que viva Hugh Jackman y su Logan, un personaje ya tan inmortal e inseparable de su actor como serían Han Solo/Harrison Ford o Tony Soprano/James Gandolfini.
LA VIDA DE CALABACÍN (C. Barras): a un fan de Pixar como yo le cuesta admitirlo, pero es así: esta vez, la película de animación del año (aunque también podríamos decir “el drama del año” o, para algunos, simplemente “la película del año”) no es de la casa del flexo, sino que es esta joya franco-suiza en stop-motion sobre una crudísima realidad a la que no queremos mirar de cara. Una historia tan tierna como dura: que no os engañe la apariencia adorable de sus personajes; ésta no es una película ni para niños, ni para reír, ni para estómagos poco sensibles. Aunque, eso sí, sus niños sean adorables.
BABY DRIVER (E. Wright): En julio todavía no era obligatorio odiar a Kevin Spacey, así que uno podía ir al cine a pasárselo bomba con esta comedia de acción semimusical de Edgar Wright. De hecho, saber que el culpable de la “trilogía Cornetto” era el responsable de esta película fue lo que me animó a ir, pues reconozco que el tráiler me transmitía una pinta horrorosa. Nada más lejos, Baby Driver es puro espectáculo, y no le importa caer repetidamente en ciertos clichés (tanto narrativos como de personaje) porque, precisamente, construye la comedia a través de ellos. ¿He hablado ya de la parte musical plagada de hits? Es la otra razón que la hace estar en esta lista.
THE BIG SICK (M. Showalter): Uau. Debe ser la primera vez que una comedia romántica en mi Top 10 del año. Pero es que ésta no es una comedia romántica al uso, y lo peor es que no puedo decir por qué sin entrar en spoilers de la trama, así que me dedicaré a decir tópicos: ríes y lloras por igual, los personajes están perfectamente construidos, es tan buenrollista como descorazonadora y la emoción llega al máximo cuando, en los créditos finales, descubres que se trata de una historia real… que encima es la historia del propio actor protagonista. Bien por Judd Apatow (que a veces me gusta y a veces se me hace insoportable).
GUARDIANES DE LA GALAXIA vol. 2 (J. Gunn): como decía anteriormente, no soy especialmente fan de las películas de Marvel ni de superhéroes en general. De hecho, cuando se estrenó la primera Guardianes de la Galaxia pensé que el entusiasmo generalizado estaba algo sobrevalorado: era más gamberra de lo habitual, vale, y la música de los 80 siempre me gana, pero especialmente en el tercer acto se acababa convirtiendo en lo mismo de siempre: la unión hace la fuerza y juntos derrotamos al malo. Con esta segunda entrega, sin embargo, en general me lo pasé mucho mejor, y eso que en pleno segundo acto la trama principal hacía un bajón importante. Pero los personajes, ya sin la carga de tener que ser presentados, se me hicieron mucho más próximos y simpáticos esta vez, y al final (no spoilers) hasta casi cae alguna lagrimilla. Ah, y tiene los créditos iniciales más geniales de todo el año.
Y en el próximo post…. ¡El Top 5 Truños 2017 y Top 5 Series de TV 2017!