NO APTO PARA MENORES: Diario de rodaje

29/10/2018

 

Hitchcock decía: “no rodéis nunca con niños ni con animales”. Al menos en el 50% de la frase, ¡Hitchcock se perdió una experiencia única!

Hace justamente un mes adelanté que quería hacer una entrada en el Blog exclusivamente como “diario de rodaje” de mi último corto, No apto para menores, contando cómo fue la experiencia tanto en la preproducción como, sobre todo, en rodaje. La experiencia bien lo vale, así que ahí va.

LA PREPRODUCCIÓN  del corto ya fue toda una Odisea, especialmente en lo relacionado a encontrar a los niños que actuarían: sorprendentemente, en el cásting nos encontramos con que se nos presentaban muchas niñas (necesitábamos una) pero muy pocos niños (necesitábamos tres). De hecho, en la primera convocatoria se nos presentaron solo cuatro niños, así que acabamos eligiendo a los tres que veíamos que nos hacían más caso y que veíamos que podrían aguantar mejor el ambiente de un rodaje. Dos de esos tres niños eran Gael Cárdenas e Isaac Duran, que acabarían estando en el rodaje en septiembre.

Sin embargo, el primer problema gordo llegó cuando a mediados de agosto la tercera familia nos dijo que finalmente su hijo no iba a poder estar en el rodaje. Teniendo en cuenta que el rodaje iba a ser los días 5-6-7 de septiembre, teníamos apenas dos semanas para encontrar un nuevo candidato: ¡con lo que había costado encontrarlos en la primera convocatoria, y estando en pleno agosto y con todo el mundo de vacaciones! Fueron unos días de bastante agobio general, pero al final los contactos siempre acaban salvándote el culo y acabé llegando a través de toda una cadena de gente hasta la familia de Kendra Ferrer, que finalmente interpretaría al tercer niño… ¡y que venía de interpretar a la versión de 4 años de Dani Rovira en Superlópez! Definitivamente, si había podido con eso, iba a poder con nuestro corto.

Hay que decir que este no fue el único contratiempo: como ya comenté en el post anterior, el tema de los trámites de menores fue otro pequeño via crucis que duró a lo largo del verano, y con el que cada vez nos encontrábamos que nos pedían más cosas nuevas para tenerlos en regla. Sin embargo, como todo acabó bien y hablar de papeleo nunca es interesante, vamos a hablar del maravilloso clima mediterráneo: a falta de una semana de rodar, todas las páginas de meteorología indicaban un tiempo distinto, y cada 3 o 4 horas la previsión de cada página podía cambiar del sol radiante a la tormenta perfecta. Eso, sumado a que si decidíamos posponer debíamos avisarlo con un mínimo de 5 días hábiles a la fecha de rodaje si no queríamos perder la inversión de todos los trámites hechos (que no era precisamente una inversión pequeña), nos obligó a posponer las dos jornadas de exterior para la siguiente semana. Así, el día 7 se mantuvo como jornada en plató y las jornadas de exterior se pasaron al 13 y al 14 de septiembre, por lo que hubo que hacer algún cambio en el equipo técnico para los miembros que ya no estaban disponibles con el cambio de fecha.

Ah, y por si os estáis preguntando si finalmente llovió: efectivamente la noche del 5 cayó una tormenta que inundó parte de la ciudad, así que teniendo en cuenta que el día 6 hubiéramos rodado en un parque infantil enfangado, creo que hicimos bien en posponer.

Finalmente y tras estos y otros contratiempos menores típicos en cada rodaje, nos plantamos el día 7 de septiembre en el plató de ECIB para rodar la primera jornada.

Fotografía: Lola Brahim ©

JORNADA 1. PLATÓ. Rodar en el plató de la escuela de cine de Barcelona (ECIB) no era la previsión inicial, pero por una cuestión de material y logística nuestra vieja escuela acabó abriéndonos las puertas y eso fue como volver al cole: más de la mitad del equipo somos exalumnos y nos conocemos el espacio al dedillo. Eso, sumado a que era la única jornada de interior y la de menor número de planos, convertía a esa primera jornada en la más relajada de las tres con diferencia.

La particularidad principal de ese día es que era la única en que íbamos a tener a los cuatro niños en set: por la mañana estábamos con Gael, el protagonista, y con Carla Morán. Por la tarde estábamos con Isaac y con Kendra. Nos pudimos permitir una dedicación en preparar cada plano que sabíamos que no tendríamos los próximos días en exteriores, pero siempre intentando hacerlo lo más rápido posible una vez ya teníamos a los niños en posición. Respecto a estos, la jornada nos sirvió  para anticipar cómo tratar mejor con ellos en las jornadas que vendrían, en las que todos tendrían que estar más horas y el entorno sería mucho menos tranquilo.
Al final, prueba superada y con muy buen sabor de boca: toca esperar seis días para la siguiente jornada, en la Rambla del Raval.

Fotografía: Lola Brahim ©

JORNADA 2. LA RAMBLA DEL RAVAL. Y llegó el Día del Juicio Final. Nunca, nunca en mi vida como director hasta ahora he vivido una jornada de rodaje más loca que ésta. Todos éramos conscientes que ese iba a ser el día más complicado, e incluso por la mañana en el grupo de Whatsapp del equipo nos saludamos con un “Welcome to the jungle”. Sin embargo, reconozco que no me esperaba un panorama tan loco: será que quiero mucho a mi ciudad, que el Raval es un barrio que realmente me parece muy bonito y que me trago las campañas del Ayuntamiento cuando dicen que el barrio ya no es lo que era… Pero lo cierto es que tuvimos un desfile de personajes considerable durante todo el día, y cada media hora teníamos que estar al loro porque algún borracho, o yonki, o ladrón se nos acercaba (unos con disimulo; otros para preguntar y “enrollarse” con nosotros; y otros para insultar e intentar boicotearnos). Justo antes de tirar el primer plano (un general en medio de la Rambla), sin ir más lejos, un hombre pasó y se puso a chutar el atrezzo (latas y botellas de cristal) que habíamos puesto. Tras ello, una chica pasó gritando “que ella también quería salir en la película”.

Si a ese panorama le sumamos que nuestro protagonista empezaba la jornada rodando él solo a pleno sol, se formó un cóctel de lo más animado: llegó la hora de comer y Gael ya estaba cansado y aburrido, y no quería rodar más. No solo eso, si no que justo ese día, nuestra coach (Nerea Jordana, quien por otro lado hizo un trabajo excelso y a quien recomendaría a cualquiera con los ojos cerrados) debía irse a media tarde… Que era cuando rodábamos los planos frente a la estatua del gato de Fernando Botero (y en los que a Gael se nos sumaba un segundo niño, Kendra). Otro hándicap en la ecuación: turistas que quieren hacerse fotos en la estatua, o borrachos que se enfilan en su lomo para hacer un poco el animal. Recuerdo particularmente el momento de rodar un plano general en concreto frente al gato: cuando teníamos a los dos niños en posición, una yonki intenta tirarnos el espejo con el que iluminamos al suelo. Cuando hemos conseguido que ella se vaya, nos damos cuenta que los niños se han ido, cansados de esperar. Mientras vamos a buscarlos, los turistas asaltan el gato y tenemos que pedirles que por favor se esperen dos minutos. A todo eso, el sol ya se ha movido y tenemos que volver a mover el espejo; pero para entonces uno de los niños se ha vuelto a cansar de esperar y ha regresado a la carpa… Y tú tienes esa sensación de que no, de que esto hoy no se acaba, de que las circunstancias te están superando

…Pero, por suerte, no fue así. Gracias a ese maravilloso equipo cargado de paciencia, gracias a la magnífica Núria Florensa (que interpreta a la madre del protagonista y que accedió a quedarse, pese a haber terminado sus planos, para sustituir a Nerea y poder estar pendiente de los niños) y gracias a Àngels, la madre de Gael… Gracias a todos ellos y a mantener la sangre fría y a centrarte en los elementos que SÍ que puedes controlar, terminamos la jornada. ¡Por supuesto que la terminamos! Y con unos resultados de aúpa, que al final es lo que importa.

¿Vietnam? ¿Iraq? ¿Afganistán? ¡Bah! ¡Habíamos sobrevivido a la Rambla del Raval! La siguiente jornada tampoco iba a ser fácil, ¿pero después de eso? Cualquier cosa nos parecería chupada.

Fotografía: Lola Brahim ©

JORNADA 3. LA PLAZA Y EL PARQUE. Terminábamos el rodaje en los jardines del Doctor Fleming, una plaza que hay cerca de la Boqueria y que tiene un parque infantil en ella. Sin ser tampoco el sitio más tranquilo del mundo (vimos en directo a la policía deteniendo a unos jóvenes ladrones; y un par de borrachos en cierto momento se pusieron a gritar y tuvimos que llevarnos a los niños para calmarles), era un ambiente mucho más controlable que la Rambla, que era un campo abierto, y lo notamos y agradecimos. Era la jornada con más planos a rodar, pero el hecho de que en todos ellos Gael interactuara con más gente (o con Núria, o con otros adultos secundarios, o con Isaac, que es amigo suyo de la escuela y se lo pasan muy bien juntos) ayudó. También era el día en el que rodábamos el plano más difícil de todo el cortometraje, que dejamos para el final para poder centrarnos en llevar a Gael al estado emocional que queríamos… mientras hacíamos un travelling in y Núria intervenía al final.

De nuevo no puedo más que elogiar a todo el equipo por su actitud y su profesionalidad mientras preparábamos ese plano. Algo en la atmósfera había cambiado, y Gael lo notó. Estaba cansado y en cierto punto de la tarde había vuelto a decir que no tenía ganas de rodar más, pero comprendió que ahora era algo distinto. Todo el equipo guardaba silencio y estaba en máxima alerta, y Nerea hablaba con él en un tono muy delicado y pausado, diferente al tono más divertido y animado del resto del rodaje.

Gael lo entiende, está concentrado y  poco a poco y de la mano de Nerea va llegando a donde queremos.

El equipo de cámara está preparado. El travelling listo; el foquista alerta. Maquillaje entra cuando tiene que entrar. Núria está preparada en su posición.

Silencio. Ni siquiera oímos las palabras de Nerea por el sonido ambiente de la calle, pero sabemos que le habla porque Gael la escucha.

Y de pronto, la señal. Travelling avanza lentamente, y cuando llega a la marca, Núria entra en plano para llevarse a Gael. Y Gael se va de plano con ella, sí, pero aún absorto en lo que le ha dicho Nerea.

¡Corten! Todo el mundo aplaude, vuelven las risas y Gael rápidamente vuelve a ser el mismo de todo el rodaje: ríe y es feliz de haber terminado. Le levanto por los aires y el equipo le aplaude… Hemos terminado nuestro trabajo.

Un corto más en la lista. Un reto más superado. Ya espero el próximo.

Fotografía: Lola Brahim ©

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