16/10/2018
El pasado 28 de septiembre, Vince Gilligan (para los que no viven en este planeta y necesitan presentación: el creador de Breaking Bad y Better call Saul) hizo una masterclass en el Auditori de Blanquerna con motivo del Serielizados Fest y un servidor, gracias a ser miembro del GAC, pudo asistir a ella. Ya hace un par de años que el Serielizados Fest de Barcelona me sirve para acudir a encuentros con gigantes del guion, como David Simon (The wire; The Deuce) en 2016 o Tony Grisoni (Fear and Loathing in Las Vegas y otras películas de Terry Gilliam, además de The Young Pope de Paolo Sorrentino) en 2017, pero obviamente la visita de Gilligan producía un entusiasmo especial general. Creo que podríamos considerarle el Tarantino de la televisión, ese rara avis que consigue entusiasmar a la crítica y al gran público por igual, haciendo algo mainstream pero experimental y con un claro sello autoral al mismo tiempo.
El evento con Gilligan, moderado por el gran Nacho Vigalondo, duró apenas una hora y media, duración que todos los asistentes (al menos todos con los que hablé) consideramos demasiado corta para el precio que habíamos pagado. Aun así, fue una charla muy rica y aunque no caeré en el tópico de decir “¡en una hora y media he aprendido más que en 3 años estudiando guion!” porque no sería verdad, sí que me bastó para tomar más de 4 páginas de apuntes… Que no esconderé que son más de las que posiblemente he tomado, en el mismo lapso de tiempo, durante toda mi vida académica.
Así pues, os dejo con los consejos, curiosidades, anécdotas y demás apuntes que este genio del reino catódico nos brindó a los asistentes, para que también los podáis disfrutar y reflexionar sobre ellos, al más puro estilo El Rincón del Vago:
-Muchos ya sabíamos que Gilligan se curtió en Expediente X, a la que define como “una gran escuela”. Aunque transgresora en ciertas cosas, a nivel formal era una serie como las de su época: 26 episodios de 45 minutos por temporada, con pausas publicitarias y con capítulos autoconclusivos. En esa época ni se esperaba que el espectador de una serie fuera lo fiel que es ahora, pero sorprendió escuchar que las cadenas y productoras incluso daban por sentado que los espectadores “fieles” de una ficción solo iban a ver 1 de cada 4 capítulos: por eso los capítulos eran autoconclusivos. Incluso al empezar Breaking Bad serializar aún era algo arriesgado… pero pronto llegó el VOD y todo cambió, por suerte.
Gilligan siempre quiso que Breaking Bad fuese serializada, porque todo gira en torno a las consecuencias de las acciones que van tomando los diferentes personajes. Recuerda un capítulo de Expediente X que terminaba con Mulder (David Duchovny) matando a alguien en su propio piso… y el próximo episodio empezaba con Mulder durmiendo tranquilamente en su cama. ¡No era real para el personaje! Gilligan tenía claro que en la ficción televisiva también tiene que haber consecuencias: ¡Mulder tenía que tener un trauma tras eso! En sus dos series, todos los personajes principales arrastran traumas.
-También es por muchos conocidos que conoció a Bryan Cranston en un capítulo de Expediente X que él mismo escribió, y que se emitió antes incluso de que se estrenara Malcolm in the middle. Vince afirma que haciendo ese capítulo supo que Cranston podría hacer lo que fuera como actor… ¡y tras ver Malcolm vio que incluso podía hacer reír! Curiosidad nº 1 respecto a esto: Cranston no recordaba quién era Gilligan cuando le llamaron para BBad. Curiosidad nº 2: al empezar BBad, el equipo lo llamaba entre risas “Malcolm and the meth lab”.
-Al preguntarle sobre el concepto de autoría, Gilligan enfatizó en todo momento la importancia del equipo creativo en la televisión, que define como un medio mucho más colaborativo que el cine, al que considera que se puede aplicar más ese concepto de autoría. Sin embargo, Gilligan abraza esa medida colectiva y gracias a eso BBad evolucionó en todos los aspectos (tono, estilo,…) desde el primer capítulo hasta el último. Remarcó que la única vez que trabajó él solo en la serie fue al escribir el piloto: todo lo demás ya es mérito tanto de él como de su equipo, que ayudó tantísimo a poner sus ingredientes únicos en la “paella” que es la serie (son sus propias palabras) sin necesitarle a él:
“Estoy orgulloso de mi autoría, pero lo comparto [el orgullo] con otros autores”
-Vigalondo apuntó en cierto momento que una de las valentías de BBad está su poco miedo a los silencios. Efectivamente, Gilligan cuenta que tanto en BBad como en Saul pueden haber 4 o 5 páginas de guion seguidas sin una sola línea de diálogo. Detallan bastante esas escenas en guion para los directores de cada episodio: no es que le digan al director cómo tiene que hacer su trabajo, pero le explican en qué es importante centrarse y en qué no lo es tanto (compara el guion a un “manual de instrucciones”).
-Sobre tenerlo todos planeado e improvisar, Gilligan lo tiene claro: “Pensaba que tenía una idea del total de la serie [Breaking Bad], pero no era así. Tú trazas una hoja de ruta, pero hay que salirse del mapa. No puedes decir: “Oh, este camino parece interesante, pero voy a seguir el mapa”. Es bueno tener un plan, pero hay que poder salirse… y siempre podrás volver.”
Todos sabemos, por ejemplo, que Jesse Pinkman (Aaron Paul, el secundario más importante de la serie) iba a morir en la primera temporada y que no fue así gracias a lo mucho que les gustó el trabajo hecho por Paul, pero más adelante veremos que incluso el final de la serie no estuvo decidido hasta el mismo momento de tener que escribirlo.
–Los personajes de una serie no pueden evolucionar, no pueden cambiar mucho porque entonces dejan de ser quienes enamoraron a la audiencia… Pero en Breaking Bad siempre hubo la voluntad de hacer una serie diferente a las demás (incluso de hacer “lo contrario” a las demás), y esto se traslada hasta a su estilo visual: en las series siempre habían predominado los planos cortos de personaje. Sin embargo, tanto en BBad como en Saul hay muchos planos generales y planos detalle; mucha atención tanto a los espacios como a los objetos… aunque Gilligan confiesa que no era del todo consciente de estar “creando” ese estilo, y que en parte lo hizo porque los televisores son cada vez más grandes y considera que hay que aprovechar eso para abrir plano y que el personaje sea más pequeño en el cuadro.
–Rodaron BBad en Nuevo México por una cuestión de dinero, ya que originalmente ocurría en Los Angeles (por el simple hecho de que es donde él vive y quería ir a dormir a su casa). Sin embargo, Nuevo México era más barato y les reembolsaba parte del presupuesto, por lo que gracias a esto la serie acabó teniendo ese aire a western tan característico que se ha convertido en una marca de estilo.
–Los episodios sobre “nada” (todos recordamos a la famosa mosca… y, en mi caso, es un grato recuerdo) ocupan el doble de espacio en los tablones donde estructuran cada episodio con post-its, ya que son los episodios que les dan más miedo a los guionistas: necesitas ser lo más preciso posible. Los episodios donde pasan muchas cosas son más fáciles de llevar y ocupan una sola pizarra/tablón, mientras que los episodios sobre “nada” ocupan tranquilamente dos o tres.
-Prefiere la televisión que el cine, pues considera que tiene una paleta más ancha y rica. En una película dependes 100% de la recepción (del público) a ésta, mientras que en una serie no dependes solo de la recepción de un episodio, y eso te descarga presión como guionista (aunque por supuesto quieres que cada episodio sea perfecto).
-Antes no, pero actualmente la televisión ya está al nivel cualitativo del cine, aunque Gilligan aborrece que se comparen ambos medios como si fuera una competición. Ambos son medios geniales con unas necesidades distintas (aunque sean cercanas y las herramientas para crear ambas sean compartidas) y los espectadores buscan cosas distintas en uno y otro.
-Ligado con los dos puntos anteriores, afirma que una serie mainstream como BBad te permite jugar con la “nada”, algo que antes solo podía hacer el cine más de autor o experimental, como Antonioni. La duración de una serie de televisión te permite centrarte tanto en los momentos de acción como en los momentos más introspectivos o existencialistas de cada personaje, y eso es una ventaja de la que no puede disfrutar el cine destinado al gran público.
-Y llegamos a los comentarios sobre el final de Breaking Bad con una frase de Vigalondo que tenía toda la razón: “A la gente le encanta odiar los finales de serie”.
Conscientes de esa realidad, junto al equipo de guionistas estuvieron meses pensando el final de la serie, y eso que acabó siendo un final muy clásico y hasta previsible: empezaba con Walt a punto de morir, y terminaba con Walt muriendo. Sin embargo, estuvieron tiempo buscando un final sorprendente, “la gran sorpresa”, y hubo una docena de versiones hasta que se dieron cuenta de que el final no tenía que ser sorprendente… solo satisfactorio. Eso es lo que ellos, como “primeros fans” del show, querrían ver, y se dieron cuenta de ello.
Como curiosidad: plantearon un final donde todos los personajes, buenos y malos, morían… excepto Walter White. La “ironía dramática” de que la serie empezara con él a punto de morir y los otros no y acabara al revés les entusiasmó… durante un rato. Estuvieron un par de horas creyendo que habían dado con la clave, y al volver de la pausa para comer se dieron cuenta de que eso no funcionaría, por lo que volvieron a darle nuevas vueltas.
-Como escritor, hay que saber escuchar a tus personajes, y estos te sorprenden. Al empezar la serie él mismo pensaba “este es un buen hombre; hace cosas malas por obligación”. Recuerda cierto momento (temporada 1, capítulo 4) en que Walt le sorprendió: le plantaron un Deus Ex Machina en toda regla en la cara: una pareja de amigos millonarios se ofrecían a pagarle el tratamiento y todo lo necesario… ¡Lo arreglaban todo! Y Walt lo rechazaba: ese rechazo fue una sorpresa para Gilligan; le reveló algo nuevo sobre Walt que no había previsto y descubrió a su verdadero ser.
También a Bryan Cranston hubo ciertas cosas que Vince sabe que no le gustaron sobre ese personaje al que se esforzaba por defender a capa y espada y que cada vez se lo ponía más difícil. Por ejemplo, al principio no quería que Walt tuviera una relación tan próxima y tan paternal con Jesse: Walt ya tenía su propia familia, ¡y Jesse era un yonki! Como padre real, a Cranston le costaba entender y aceptar esa relación paterno-filial entre los dos protagonistas… Pero nunca en toda la serie le manifestó ninguna duda o pega a Gilligan sobre el personaje; solo son las impresiones que Vince tiene sobre esas cosas.
-En un periódico se dijo que en las últimas temporadas había “Bad fans” (fans malos), porque eran fans que aún querían a Walter White. Vince ríe ante eso: si es así, su madre es una bad fan. Él estaba convencido de que su madre solo veía la serie porque la escribía su hijo, pero tras el último capítulo le llamó y le dijo que sentía que Walt hubiera muerto. Eso le sorprendió.
Sin embargo, dijo algo que todos los guionistas sabemos: un guionista no debe juzgar a sus personajes. Ni siquiera piensan en si un personaje tiene razón o no; solo en si es coherente que ese personaje haga X: “¿qué desea nuestro personaje en este momento?” e intentar no obstaculizarlo.
De hecho, ni siquiera quiere que el espectador sienta algo concreto por cualquiera de los personajes; solo quiere que todos ellos despierten una emoción… la que sea. Confiesa que no esperaba el odio que generó el personaje de Skyler, por ejemplo, pero los guionistas tampoco pueden hacer nada respecto a eso.
–Un showrunner debe guiar. Puede no escribir ni un solo capítulo, pero debe marcar el tono, y hacer y responder muchas preguntas al equipo (a menudo las mismas durante meses). En su Writer’s Room (de 6-7 guionistas), quiere que todxs los guionistas puedan decir lo que quieran por loco que sea. Vince se ha ganado la fama de que cuando dice “Hmmm, that’s interesting” es que directamente no le gusta, pero él asegura que muchas veces no es así… Y aunque lo fuera, nunca va a decirle a nadie que su idea no vale o es mala. Apunte personal: tras leer el libro Hombres fuera de serie y conocer anécdotas de David Chase (Los Soprano), Matthew Weiner (Mad Men), David Milch (Deadwood) o David Simon, alegra oír cosas como ésta y comprobar que existen showrunners en las grandes ligas como Gilligan (ya lo apuntaba así el libro, dejándolo casi como el único “buen tipo” del reino catódico), pues parece ser que la amabilidad y la flexibilidad con el equipo no eran precisamente los puntos fuertes de los demás showrunners.
Lo más importante para Gilligan no es un guionista que escriba bien un episodio, sino alguien que contribuya en la Writer’s Room: que esté motivado, que no se aburra, que sea activo y aporte ideas. Eso sí que es de ayuda en una Writer’s Room, y es lo más importante para un showrunner.
-Cuando Walt ve morir a Jane y no hace nada al final de la 2ª temporada fue la única vez que desde AMC le dijeron a Gilligan que creían que había hecho demasiado bestia… O, en todo caso, que era algo muy “maligno” para que Walter hiciera, estando todavía en la 2ª temporada de una serie de la que esperaban hacer 4 o 5. Sin embargo, le dejaron hacerlo todo siempre a su manera, y lo de esta vez fue solo una opinión que les preocupaba.
Curiosidad 1: había una versión (propuesta por el propio Vince) en la que Walt inyectaba una segunda dosis a Jane mientras ésta dormía, y era entonces cuando ella tenía la sobredosis. El equipo le miró como si estuviera loco y, al final, por suerte solo hicieron que se mantuviera pasivo durante la sobredosis, que llegaba sola.
Curiosidad 2: las lágrimas de Cranston en esa escena son reales; en ese momento tenía una hija de 15 años y solo hacía que pensar en ella mientras miraba a Jane. Fue la última escena que rodaron de la segunda temporada y mientras todo el equipo sonreía y reía para la foto de equipo que hicieron justo al terminar, Cranston aún estaba jodido y lloroso.
-Dedican unas 2-3 semanas en escribir (estructurar) cada episodio en la Writer’s Room, y luego el guionista asignado lo escribe, aunque podría hacerlo cualquiera de los 6-7 porque todos han compartido esas 2-3 semanas juntos.
–Better call Saul parece ir en la dirección opuesta a BBad y a lo que ellos esperaban cuando decidieron hacer una serie sobre Saul Goodman. Ellos eran los primeros que esperaban una serie más loca, con el mismo Saul de BBad. De hecho, al principio Peter Gould (el otro showrunner de esa serie, que fue el guionista que inventó a Saul en la serie madre) y él decidieron que Better call Saul iba a ser una comedia de 30 minutos con Saul usando sus habilidades de abogado tramposo resolviendo casos rocambolescos… Pero el personaje les habló, y quería ser otra persona. Al final, Saul Goodman ha acabado resultando una tragedia: se dieron cuenta de que la serie iba a ir sobre cómo el protagonista se convierte en Saul.
También ellos como showrunners se sienten más cómodos en el drama de 50 minutos, y por eso les daba miedo, que habiendo prometido un show sobre Saul (y que encima se llama Better call Saul), los espectadores se sintieran traicionados y decepcionados sobre el personaje que encontraran. Tambien destacó que en esta serie su papel es menor, ya que Peter Gould tiene más peso como showrunner… y eso le tranquiliza y le alivia.