Actores: ¿repetir o no repetir?

14/11/2017

 

Ésta podía una semana con grandes noticias: hace unos días me llamaron para hacer de jurado en el festival L’Alternativa de Barcelona, lo que para mí es un grandísimo honor y hacerlo me habría tenido en éxtasis durante los 7 días que dura el certamen. ¿El problema? Que mañana me voy de viaje y ya tenía los billetes cuando me llamaron, por lo que tuve que decir que no. Así las cosas y tras darme de cabezazos contra la pared en repetidas ocasiones (bueno, tampoco tantas, que me voy a Egipto y me hace mucha ilusión), hoy toca escribir un post que en vez de anunciar una novedad, simplemente hago una reflexión escrita.

No sé si debe ser un debate muy generalizado, pero recuerdo de mis tiempos en la escuela de cine que los que dirigíamos nos dividíamos en dos grupos: los que nos gustaba repetir con actores y los que preferían no hacerlo.

La razón que se daba para no repetir con un mismo actor es fácil de entender: hay muchos actores y actrices con los que trabajar, y si vas repitiendo con los mismos te cierras puertas a conocer nuevos talentos. Hasta ahí bien, e incluso yo mismo me lo he aplicado en cierto modo para las obras de microteatro: últimamente he conocido a tantos actores y actrices maravillosos que forman parte de una larga lista de gente con la que quiero trabajar, que aprovechar la ocasión de un microteatro es la excusa perfecta para ponerlo en práctica. Aun así, no creo que “no repetir” con un intérprete deba ser un mantra que hay que seguir religiosamente: también puedo decir que he visto casos de compañeros que, por no querer repetir, han ignorado en los repartos de sus nuevos cortometrajes a actores que ya conocían de antes y que eran perfectos para el papel. Opciones muy válidas que posiblemente les habrían funcionado mejor que el actor que finalmente eligieron.

Con Xavi, caracterizado con uno de los mil looks que le he hecho llevar, en 2014

El que me conozca sabe perfectamente que, pese a lo dicho en el párrafo anterior sobre los microteatros, si a alguien le gusta repetir con un actor/actriz tras una buena experiencia, ése soy yo. Mi primer cortometraje como director en el primer curso de la escuela de cine fue también el primer cortometraje de Xavier Nicaise como actor, y desde entonces hemos crecido (mucho) juntos. Desde entonces le he dirigido en siete ocasiones contando cortos, prácticas, escenas y obras de teatro (y eso si no me estoy dejando nada… que podría ser). Y enfatizo que sólo cuento las veces que le he dirigido: si contamos los rodajes en los que he estado de AD, Script o Producción y en los que también actuaba él, el número se acerca tranquilísimamente a las dos decenas de proyectos. Xavi ha estado a mi lado desde el mismísimo principio, tanto como lo han estado mis compañeros de promoción, y esto es un apoyo impagable por el que siempre me he sentido afortunado.

Pero la cosa, ¡por suerte!, no se limita a Xavi. Con Edgar Moreno he trabajado -creo- seis veces (también podría ser que me olvide de alguna), y también desde el principio conseguimos conectar con algo que va más allá de una simple relación profesional: la amistad nació rápidamente, y eso hace que cuando trabajamos juntos haya un componente personal que da mucha tranquilidad a la hora de enfrentarse a una dirección. Y como con Xavi y Eddgar, hay muchos nombres de intérpretes que han traspasado la barrera de lo profesional, con los que también he repetido al menos una vez y con los que voy a seguir haciéndolo mientras la imaginación me regale papeles para ellos: Pol Fernández, Carles Cruces, Oriol Rafel, Núria Montes, Claudia Trujillo, Ricard Balada,…

La lista de actores con los que quiero repetir es cada vez más grande. A los nombres anteriores hay que sumar los de los artistas con los que solo he trabajado una vez pero con los que me muero de ganas de repetir: cualquiera de los actores con los que he trabajado en teatro (y que no haya mencionado antes) o cualquiera de los protagonistas de Trabucos y Pistolas están en esa lista. Soy consciente de la suerte que tengo de poder decir esto: también ha habido contadas ocasiones en las que no se genera un feeling, o llamadlo como queráis, adecuado, y en estos momentos te sientes algo impotente: ¿cómo transmites lo que quieres? ¿Por qué, si normalmente tienes un método que te funciona con la mayoría, no te funciona con algunos? ¿Cómo conseguir que ambos estéis “en la misma página” sin que ninguno de los dos tenga que renunciar a su forma de trabajar o de entender las cosas? Por suerte, estos casos han sido minoritarios: existe una especie de sexto sentido que te hace ver con quién vas a entenderte bien en set (y fuera de él) y con quién no. Y con los que no, tampoco hay que tomárselo de forma personal: seguro que encuentran a un director con quien lo consigan mejor, igual que yo lo consigo con “mis” actores, los integrantes de esta larga lista con quienes ya sobran las palabras.

En “Horonigai” repetía con Pol Fernández, Núria Montes y Claudia Trujillo

Os podéis imaginar el problemón de querer probar caras nuevas mientras también intentas repetir con quien has estado a gusto. La clave es, simplemente, no pensar en ello: cuando tenga una idea donde vea que me encajan Pol Fernández u Oriol Rafel, serán los primeros a los que llame. Ojalá hubiera sitio para todos en todos los proyectos. Pero como no es así, si no lo hay, pues buscaremos a otro y no pasa nada. Lo que no hay que hacer (y que también he visto hacer a compañeros por pura comodidad… por no llamarlo vagancia) es llamarles para un papel que se ve a la legua que no es para ellos. Eso es contraproducente tanto para ti como para ellos, pues se nota en el resultado final.

Dicho esto, me voy a hacer la maleta… Y a pensar en enviar el currículum para L’Alternativa 2018, a ver si deciden darme una segunda oportunidad. Que ya sabemos que en el mundo del cine, éstas no abundan.

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